lunes, 14 de mayo de 2012

EPÍLOGO

Cumpliendo una cita en el Tiempo, presentamos el epílogo que conecta la novela Vampiros: Las Sagradas Escrituras con el siguiente libro que aparecerá en Octubre de 2012, El Libro del Tiempo Perdido, espero sea de su agrado... Buenas Lunas
Carlos Camaleón 

Parte Uno: Primer Viaje.
1
Jack encontró en la Ciudadela un área bloqueada por torres eléctricas. Vambrey había mencionado algo acerca de estas secciones secretas del complejo. Jack notaba que esas torres no fueron colocadas ahí desde un origen, sino que fueron llevadas e instaladas desde otros puntos en que se utilizaban, como la bahía destruida por los cambios climáticos ancestrales. En la Biblioteca no existían datos acerca de ésta zona, el ala este de la región. La intensidad de las torres había sido también modificada. Estaban al máximo, cualquier cosa que atravesara su perímetro se calcinaría por una descomunal descarga. Jack había preparado su cuerpo según todas las técnicas posibles y descubiertas hasta su tiempo. Entre los vampiros antiguos, había prácticas como el control del agua, el control del fuego, transformaciones en niebla o animales. Había una clase de control del rayo, cuyo maestro era un vampiro renegado de nombre Ananías. Vambrey lo conoció en medio oriente. De él aprendió cosas que el maestro Ken pudo perfeccionar. Hicieron un tomo del control de esos poderes. Jack se colocó frente a las torres e invocó su poder sobre la electricidad. Fuera del perímetro de las torres emergió su descarga y todas las torres, que eran 8, dirigieron su furia a las manos del vampiro. Jack redirigió los potentes rayos de regreso y las torres se fundieron. Jack, derrumbado, quemado, cayó en la inconsciencia.


2
Cuando cobró conciencia, estaba en la nieve, tirado y débil. Las torres habían caído. Apenas pudo incorporarse, fue andando casi a rastras al salón principal de sus aposentos. El palacio, donde nunca podría sobrevivir un ser humano sin un traje especial, le pareció cálido a comparación de las temperaturas exteriores. Fue a las jaulas de humanos, de estructura piramidal donde los humanos se  mantenían calientes y en estado de animación suspendida gracias a procesos electromagnéticos sobre su estructura biológica. Tomó a uno y no le dio tiempo de hablar, destrozó su garganta y bebió hasta la última gota. Tardó un poco en recuperarse para extraer otro espécimen más gordo y tragar su sangre. Cayó sentado al pie de una de las pirámides vacías. Con sus presas muertas al lado. Dos noches después se incorporó de nuevo y pudo dirigirse  a las torres destruidas. Estaban cubiertas de nieve, pues el invierno comenzaba. La helada puerta también debía tener trampas. Tomó su distancia y pudo agarrar un tremendo bloque de mármol de la parte de la ciudad que aun estaba en ruinas. Con toda su fuerza impactó la pesada puerta que apenas lanzó una especie de energía purpura, activó varios disparadores sobre la cúpula que coronaba el edificio. Rifles de un diseño complejo disparaban balas de un extraño fulgor. El pedazo de mármol estaba hecho añicos en segundos. Los rifles tenían detectores de movimiento y Jack comprobó que apenas pudo librarlos con su velocidad superior. Con máximo esfuerzo consiguió volar tan rápido para arrancarlos de sus bases desconectando todo el sistema en minutos. Velozmente trajo un par de bloques más. Los estrelló contra aquella puerta que resistió hasta que al ceder, dio paso a un par de gigantes de hielo. Realmente no estaban hechos de hielo sino que estaban cubiertos de hielo debido a tan bajas temperaturas. Los gigantes dormidos despertaban, eran autómatas enormes, del tamaño de 10 hombres y atacaron a Jack con no poca velocidad. Estaban electrificados, por lo que no se les podía tocar sin ser electrocutado. Manejaban fuerzas electromagnéticas, por lo que controlaban el metal y lo hacían flotar y atravesar el aire para destruir a su enemigo. Ken-san había enseñado a Jack a controlar esos poderes también. Polarizó a uno de los gigantes para hacerlo un imán. Con todo su esfuerzo logró cargarlo de tal forma que al ser contrario al otro chocaron y se neutralizaron uno al otro. La puerta estaba abierta. Jack lanzó el brazo desprendido del cuerpo de uno de los gigantes al fondo para probar si se activaba otra arma. Nada ocurrió. Fue por los cuerpos de los humanos de los que bebió recientemente y los aventó al interior del edificio. Una serie de disparos se activaron moliendo a balazos los cuerpos muertos de los hombres. Los rifles no estaban hechos de metal, sino de huesos tallados. Una excelente estrategia de una cultura superior y antigua. Jack no podía utilizar los poderes magnéticos pero sí su control sobre el fuego. Creó una bola de fuego concentrando su energía en el plexo solar, que emitió a su vez varios disparos que salieron en busca de las armas. Todas fueron destrozadas. Jack al fin pudo entrar.

3
Cuando entró, entre vapor y humo, las luces del lugar se encendieron. La parte oculta de la ciudad en la parte este cubría una construcción semejante a la megalítica. Un conjunto de piedras colocadas en un gran círculo que le recordó las piedras de Stonhenge. Había varias de estas figuras por todo el lugar.  Giró contemplando la primera estructura. Las enormes piedras debían pesar unas 50 toneladas, la fuerza muscular que debió colocarlas y el tipo de protecciones, no eran humanos. Esta zona era de la ciudadela original, pero fue descubierta por gente de la estirpe de Saulo. Fue sellada para que nadie entrara. Al fondo de la estructura, a través de uno de los huecos, divisó un vasto complejo de libros. Ahí estaba todo. La información sobre lo que eran esas antiguas estructuras de piedra sólida y de dimensiones humanamente imposibles de mover. Detrás de la estructura, varias cabezas enormes de hombres con nariz recta, ojos hundidos y labios entreabiertos lo contemplaban. Jack tomó los pergaminos con delicado cuidado. Eran escrituras antiquísimas combinadas con apuntes en libros recientes. Las anotaciones de Vambrey. Suspiró y se dedico a reconstruir la puerta. Con los meses aprendió a codificar las defensas. Tardó un año en entender el funcionamiento de los autómatas. Tardó otros seis meses en reprogramar  y reconstruir las armas. Descubrió que Vambrey utilizaba un sistema de detección genética a través de los ojos. Pudo reactivar el funcionamiento adecuado del salón. Pero tardó unos dos años más en entender el complicado funcionamiento de aquella maquinaria. Pudo entender que se trataba de una computadora cósmica, una de entre varias en un sistema que registraba el mundo entero. Las computadoras celestes gigantes estaban colocadas en puntos energéticos precisos del planeta, donde las propiedades naturales del cosmos dotaban de energía según los ciclos naturales a la Tierra. En estas computadoras se calculaban las estaciones del año, había 12 ciclos solares y aun no descifraba los lunares. El círculo tenía una unidad de longitud exacta,  de 2.720 pies. Todos estos óvalos, elipses y círculos, estaban basados en el triángulo de Pitágoras, aunque este hombre griego no había ni siquiera nacido cuando se construyeron.
Una de las computadoras era recta, como una calzada de piedra, que servía como un observatorio lunar. Cuando logró descifrar cómo activarlo, la imagen fue sorprendente. Pudo ver de manera holográfica, un paisaje, indeterminado, sólo por breves instantes estuvo ahí. Tal vez los antiguos crearon un proyector. Bajo estudios más completos, pudo conseguir una proyección más precisa. En su soledad estaba emocionado. Dedicó un año a los textos de Vambrey, pero notó que él nunca pudo ver lo mismo. Con los otros textos fue labor difícil traducir. Insistió más en los textos con diagramas, entendiendo un complicado sistema mediante el cual podría “enfocarse” una zona determinada del planeta.
Vambrey hablaba en sus notas y comparaciones con otros textos del descubrimiento del Calendario Lunar Universal, ya que en los orígenes del calendario usado por la corte egipcia el sistema empleado era solar y estelar, basado en la aparición simultánea del sol y de la estrella Sirius una vez al año, pero hay una tradición calendárica más antigua de carácter lunar de tiempo predinástico en la historia egipcia, en Mesopotamia los calendarios de las ciudades-estado de Sumeria eran también lunares. El mes sumerio se iniciaba con el primer creciente de luna y la duración de los meses variaba con el periodo lunar de 29 a 30 días –la misma falla encontrada entre los registros de la edad de piedra-, el calendario lunar también fue el primer sistema de las civilizaciones hindú y china; en América las primeras culturas tenían calendarios lunares, los Incas por ejemplo tenían un calendario solar oficial, pero las divisiones de su año en 12 meses sugieren la existencia de una tradición más antigua de cálculo lunar. En el Génesis 7 y 8 encontramos la crónica del diario de Noé del diluvio, los días de los meses así como los periodos que concede Noé se colocan en el esquema del calendario judío, 10 de las fechas registradas caen en el Sabbath judío, y señala el transcurso de un año solar de 365 días. No obstante el hecho más significativo es que el calendario judío, al igual que el calendario que usó Noé, está basado en un cálculo lunar de 354 días, como el calendario antediluviano.
Pensó en eso como la programación de una cinta magnética grabable. Había muchas formas de ver esas “cintas” en aquellas computadoras. Descifró por fin como calcular el momento exacto para ver una. Le parecía demasiado complicado aquello de esperar hasta cierta temporada para poder regresar al pasado, a un momento, como si uno tuviera que esperar a ver una fotografía actual en solo una época del año, pero debían tener motivos rituales para ello. Se empeñó en verlo de todos modos. Uno de los círculos medía la estación, otro el día, otro la hora, uno más la duración de la proyección y el último proyectaba la imagen. Estaban dos más sin uso, pues Jack todavía no descifraba su función aunque asumía que podía ser el minutero. Aquello era un gran reloj del tiempo cósmico. Muy bello. Cuando contempló la imagen, era solsticio de verano. La luz penetró hasta los círculos y tejía una serie de ángulos imprecisos hasta que se observaba lo que el libro decía. Una ciudad contemporánea de esta. Aunque podría ser posterior al congelamiento de los polos. Jack miraba la imagen fija de la ciudad, en una montaña. Según el libro de las imágenes, era la ciudad de Um, construida por la reina Na, con sus propias manos, como una diosa celeste. Los bloques enormes de piedra sobre la montaña, un santuario para ella y su amada Lilitu. La magnificencia de ese templo le hizo recordar libros de la Golden Down sobre ciudades misteriosas y reinos perdidos. Por lo que pudo comparar esta ciudad era Tiahuanaco, dos mil millas al oeste de la isla de Pascua. La emoción era grande, observar civilizaciones perdidas tal como fueron “filmadas” con el sistema de los antiguos, era hermoso. La ciudad de Tihuanaco como la llamaban hoy era Um, y en ella estaban la Reina Na y una pequeña corte de hombres vampiro protectores. Los humanos no podían llegar hasta ahí. Al fin consiguió ver una imagen viva de la mujer que construyó su actual hogar, la ciudadela. La proyección de distintos ángulos de la ciudad duró apenas una hora con cuarenta y cinco minutos veintitrés segundos. Y desapareció.

4
Jack Tunheim estaba listo para la siguiente proyección. Admiraba como un aficionado a las primeras proyecciones de cine, todo lo que veía.  Después contemplaría Nasca, Pascua, Teotihuacan, entre otras bellas ciudades del mundo antiguo. Tomaba notas de lo observado, hasta que descubrió lo insólito: mientras veía lo que parecía un documental de la construcción de otros sitios megalíticos, uno de los hombres vampiro lo miró. Sus ojos fijos le hablaron. Para el antiguo, Jack era un espíritu. Preguntó con la mente qué deseaba con verlos. Cambió la imagen demasiado rápido para responder. El corazón de Jack vibraba con fuerza, como una maquina a punto de estallar. Estaban vivos. Los que observaba estaban vivos.
¿Cómo sería posible que lo viera alguien que murió hacía miles de miles de años? Estudió con más gravedad y agudeza los textos, traducirlos ya no era un problema. Terminó con todos en dos años. Adquirió el conocimiento que ni Vambrey ni la supuesta Lilith tenían. Uno de los círculos era el que se encargaba de mostrar el mundo en distintos tiempos. Los antiguos descifraron el misterio de la cuarta dimensión. Observaban sus ciudades antiguas y predecían el futuro viajando en proyecciones al pasado. Los consejeros, un culto reservado a sacerdotes científicos, una forma avanzada de poder, que nosotros no teníamos, asesoraban a gente de otros tiempos como voces de espíritus, pero en realidad eran ellos, los que viajaban a través del tiempo susurrando con sus computadoras alimentadas por fuerzas cósmicas, a la gente del pasado.
Esos sacerdotes inmortales abandonaron a la reina Na, cuando el gran cataclismo. Sus otras computadoras a lo largo del planeta, de las cuales la humanidad actual no tiene explicación alguna, también fueron abandonadas. Sólo quedó intacta esta, congelada durante milenios. Jack estaba no ante un proyector, sino ante una maquina del tiempo.

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